jueves, 22 de septiembre de 2011

Tren

Sentado apenas comodamente en el asiento del vagón, miró hacia el banco metálico del andén. Había esperado cada vez con más ansiedad la llamada de abordar el viaje de larga distancia.La brisa cálida lo incomodaba. Porque sabía que no podía culpar a la presión baja de esa ligera pero punzante opresión en el pecho.

Insertó una cinta en el walkman y presionó Play. Apenas pudo escuchar los rodillos moverse cuando el aparato se detuvo secamente. No era la primera vez que olvidaba comprar baterías.Con una ligera y golpeada valija Samsonite y el pasaje, bastaba.

Pensó que tanto el como Anna eran afectos a ir contra la corriente. Eso los separaba del resto. Por eso el huía hacia el Norte, cuando la gente en su hemisferio tenia por costumbre huir tan al Sur como fuese posible.

Miró hacia el asiento contrario, rogando que nadie lo ocupara. Quería estar solo, si no con su música al menos con sus pensamientos. Por más que se esforzase, les daría vueltas y rodeos tantas veces que hasta un acróbata mental como el era, acabaría mareado entre los dos puntos de la historia que podía tener en claro.

Anna enojada, con esa furia contenida tan característica suya, mirando con fastidio los caminantes del lago, y diciendole a el cuantos de ellos estaban realmente solos. Y el adorando y a la vez tolerando su mirada del mundo filosa y descarnada, a veces aún más que la suya propia.

Y luego Anna haciendo una observación casi al pasar sobre las relaciones. Personas que cambian y tienen que dejar de ser. Dos momentos, un buen tiempo entre ellos.

Nunca le importó lo de tomar la iniciativa, nunca le importó el primer paso. Su vida se trataba de reaccionar frente al estímulo. Anna sentada sola leyendo en la mesa de un bar una tarde invernal fue el primero. Anna soltando esa frase fue el último.

En las películas las salidas dramáticas tenían una locomotora soltando vapor mientras los vagones comenzaban a moverse y los pañuelos a servir de algo. La realidad solo el sonido de la sirena y una voz de empleado de ferrocarriles cansado por los altoparlantes.

No le interesaba el drama, solo la distancia. Si el tiempo lo curaba todo, los kilómetros bien podrían ser una buena anestesia. Y cuando más hubiera de ellos, mejor.