jueves, 4 de julio de 2019

Nos vamos poniendo...

El tiempo pasa...- dijiste.
Nos vamos poniendo technos.- contesté.

Sonreíste. Eso me bastaba.
Ya ni recordaba si era yo el que te había cantado esa versión. O si a vos te gustaba desde antes. Eso me extrañó un poco: no hacía tanto que nos conocíamos. Pero fue tal el vendaval de cosas que compartimos en esos meses que bien pudiste tener guardada esa semejanza, solo para evitar que me espantase. Algo que no ocurrió, ni yo siquiera pense que pudiese ocurrir.
Para mi, todo comenzó cuando miré hacia mi derecha una noche, varios minutos después de que hubiesemos intercambiado los saludos de rigor entre nosotros y los amigos en común. Recuerdo ese instante como uno de esos pequeños hallazgos que se pierden y vuelven a aparecer en la niebla de lo cotidiano: ahí estabas, mirándome con los ojos claros, que con la luz del bar yo pensé verdes.
Dije algo, casi al azar, sobre un lugar en el que había estado y significaba mucho para mí, intentando llevar una conversación vana entre varios a un puerto menos denso.
Vos alzaste las cejas, visiblemente sorprendida: habías estado viviendo cerca de allí durante varios años. Ahí fue cuando realmente te miré, y una noche entre tantas, se convirtió en la primera.